El Rojo en la antigüedad de las primeras civilizaciones Sumerias estaba destinado a los altos mandatarios, Reyes, Reinas, y Las Sacerdotisas.
Recordemos que el lugar de origen de estos Dioses era Nibiru o Planeta X.
Este planeta se caracteriza por un suelo rojo y su cielo rojo debido a su atmósfera creada con partículas de oro.
María Magdalena también vestida con una túnica o un manto rojo, símbolo de la diosa iniciática, de la gran sacerdotisa: el arquetipo de la "mujer de rojo".
Ella es heredera de este Linaje antiguo de saberes olvidados o profanados por los hombres temerosos del poder femenino.
Creando así para las nuevas generaciones mitos y leyendas mal contadas, como por ejemplo:
"María Magdalena era una prostituta".
"María Magdalena tenía 7 demonios que fueron expulsados por Jesús".
"Inanna es la Madre y protectora de las Rameras".
Y aquí me detengo en este último aspecto y digo, si esto fuera una verdad.
¿Cuál sería el problema?
Acaso no sabemos que para que la prostitución exista también, deben existir no solo las prostitutas, sino los clientes.
¿Qué hay de cierto o no?
Lo aprenderás en este Sacerdocio con una explicación histórica, entendiendo las circunstancias de la época en que se practicaban determinados ritos en los templos de Inanna.
Como por ejemplo el Hieros gamos, el matrimonio sagrado.
(Hieros gamos (en griego ἱερὸς γάμος, ἱερογαμία "matrimonio santo"), Hierogamia o Hierosgamos, es un concepto teológico de varias religiones que se refiere a la existencia de algún tipo de matrimonio sagrado, bodas santas o bodas espirituales. En general, es un matrimonio sagrado que se celebra entre un dios y una diosa, especialmente cuando se representa en un ritual simbólico en el que participantes humanos representan a las deidades.
La noción de hieros gamos no siempre presupone el coito literal durante el ritual, sino que también se utiliza en un contexto puramente simbólico o mitológico, especialmente en la alquimia y, de allí, en la psicología analítica de Jung.1 El hieros gamos es descrito como el prototipo de los ritos de fertilidad)
Extraído de Wikipedia.
Recuerdo entones el poema tan hermoso de Hombres necios que acusáis, escrito sor Juana Inés de la Cruz, expone la desigualdad y la injusticia de los cuales es víctima la mujer a través del machismo y la discriminación femenina.
El tema principal en este poema, es la posición hipócrita y machista del hombre necio que acusa a la mujer, generando la creación de dos polos , la mujer pura y casta o la impura tachada de puta.
Y me pregunto:
¿Sería Sor Juana Inés una heredera actual de este sacerdocio antiguo?
Tal vez, ella desde su papel de monja y actuando como mensajera de la libertad sexual de las mujeres.
Recordamos también las Sacerdotisas Egipcias del antiguo Kemet con su Tísu, pañuelo o manto rojo sobre sus cabezas.
El rojo es símbolo de poder, nobleza, amor, pasión y hasta incluso felicidad.
El rojo en las mujeres despierta y activa su sensualidad y sexualidad desde el disfrute, y esto no es malo.
Hombres necios que acusáis
a la mujer sin razón
sin ver que sois la ocasión
de lo mismo que culpáis:
si con ansia sin igual
solicitáis su desdén
¿por qué queréis que obren bien
si las incitáis al mal?
Combatís su resistencia
y luego, con gravedad,
decís que fue liviandad
lo que hizo la diligencia.
Parecer quiere el denuedo
de vuestro parecer loco
al niño que pone el coco
y luego le tiene miedo.
Queréis, con presunción necia,
hallar a la que buscáis,
para pretendida, Thais,
y en la posesión, Lucrecia.
¿Qué humor puede ser más raro
que el que, falto de consejo,
él mismo empaña el espejo
y siente que no esté claro?
Con el favor y el desdén
tenéis condición igual,
quejándoos, si os tratan mal,
burlándoos, si os quieren bien.
Opinión, ninguna gana;
pues la que más se recata,
si no os admite, es ingrata,
y si os admite, es liviana.
Siempre tan necios andáis
que, con desigual nivel,
a una culpáis por crüel
y otra por fácil culpáis.
¿Pues cómo ha de estar templada
la que vuestro amor pretende
si la que es ingrata, ofende,
y la que es fácil, enfada?
Mas, entre el enfado y pena
que vuestro gusto refiere,
bien haya la que no os quiere
y quejáos en hora buena.
Dan vuestras amantes penas
a sus libertades alas,
y después de hacerlas malas
las queréis hallar muy buenas.
¿Cuál mayor culpa ha tenido
en una pasión errada:
la que cae de rogada,
o el que ruega de caído?
¿O cuál es más de culpar,
aunque cualquiera mal haga:
la que peca por la paga,
o el que paga por pecar?
Pues ¿para qué os espantáis
de la culpa que tenéis?
Queredlas cual las hacéis
o hacedlas cual las buscáis.
Dejad de solicitar,
y después, con más razón,
acusaréis la afición
de la que os fuere a rogar.
Bien con muchas armas fundo
que lidia vuestra arrogancia,
pues en promesa e instancia
juntáis diablo, carne y mundo.